Mires
donde mires,
lo único
que
me queda
es desolación
y
parajes desérticos,
allá
donde había un lago
ahora
sólo
se esconden
malos recuerdos,
el columpio
donde solía reir sin parar
hoy
es un nido de
cuervos ansiosos
por devorar
mis
más dulces
recuerdos
que guardan mis
ojos...

Corre...

Y llega un momento en el cual lo único lógico que puedes hacer es correr, correr lo más deprisa posible, hacia ninguna parte, hacia todas a la vez, quieres alejarte de allí lo antes posible y no mirar atrás...

Bajo la ténue luz de la Luna color a miel y el viento que sopla frío, mis pies no paran de avanzar, no quiero parar, no quiero pensar, sólo quiero notar como el frío congela mis lágrimas que se deslizan por mis mejillas, como las ramas de los árboles acarician mi pelo y como, de vez en cuando, alguna de ellas me rasguña en la cara, brazos o torso...

 Mi respiración acelerada se entrecorta, algo me obstruye la garganta, un gran nudo me ahoga lentamente, mis pulmones me queman, no quiero parar de correr, no quiero... Abro los ojos y el paisaje ha cambiado, mis pies están mojados y me doy cuenta que me he parado en la orilla de un lago, sin darme cuenta he corrido durante kilómetros, mi casa se ha perdido en la lejanía y un leve recuerdo me viene a la cabeza y se pasea por mis ojos sin poderlo evitar...

Me siento lentamente con el corazón en la boca y poco a poco me doy cuenta que persigo un sueño, una ilusión de la cual me he enamorado, he perdido la razón y la cordura y ahora vago sin sentido ni rumbo alguno, sus labios son la luz que me guia, el horizonte que persigo pero al que no quiero llegar, no quiero volver a amar... Yo lo que quiero es correr y alejarme lo más que pueda a sentirme vivo, sentirme humano... pues alguien que no tiene corazón es incapaz de tener sentimientos...